Viento lúgubre que recorre mi rostro como tratando de identificarme,
me busca el silencio por todos los rincones de mi ataúd.
Cada paso de ella resuena como tormenta, tengo miedo,
sé que viene a poner fin a mi existencia,
la noche se vuelve mas intensa como mi respiración,
podría intentar escapar pero mi mortaja me tiene prisionero,
el aire me marea ya siento que se acerca,
la oscuridad me envuelve con sus brazos traicioneros
que solo buscan acabar con mi miseria,
el tiempo y el dinero ya no significan nada para mi,
solo busco escapar de mi desesperación,
de mi entierro prematuro,
de mi agonía sepulcral,
de este tormento crudo del que fui obligado a participar.
Ella ya esta aquí, me mira con ojos cálidos,
me mira con ternura y con piedad.
Ella esta sobre mi cuerpo,
me empiezo a desvanecer como la nieve en primavera,
me eleva, me libera de mi jaula,
me libera de mi cuerpo y de este averno que no elegí.
Ya siento el alivio, ya siento la libertad,
el descanso, la felicidad,
la oportunidad de no estar atado a nada que me pueda lastimar.
Ya me siento tranquilo
porque sé que solo ella me puede amar,
solo ella me puede salvar.
